Chris Fischbach, director editorial de Coffee House Press, ofreció una de las charlas más interesantes durante el Publishing Workshop en el que participé el verano pasado, organizado en USC por el LA Review of Books. En ella contó que uno de sus bestsellers, al menos hasta 2017, había sido el de la mexicana Valeria Luiselli, Tell Me How It Ends (Los niños perdidos, en su original en español), título que además ganó el American Book Award, entre otras distinciones. También comentó que, a partir del éxito obtenido con su publicación, se interesó por ampliar el fondo de la legendaria editorial independiente con otras autoras latinoamericanas.
Motivada por la curiosidad, le pregunté quiénes creía él que eran los compradores de esos títulos, en especial para tener una idea del tipo de lectores que están teniendo los libros latinos en los Estados Unidos. “Buena pregunta. La verdad es que no lo sé”, fue la decepcionante respuesta que recibí.
Intrigada, insistí con preguntas similares a otros editores y líderes de la industria a lo largo de las semanas que duró el taller. Todos parecieron desconocer lo que llaman “el mercado latino”. Pero todos, también, están de acuerdo en que está creciendo de manera significativa.
“Acabo de firmar el contrato de publicación de mi futuro libro”, me contó en confianza Kelly Lytle Hernandez, “pero la editorial parece no saber muy bien qué hará con él en cuestión de promoción”. La reconocida investigadora del Departamento de Historia y de Estudios Afroamericanos en UCLA se refería a que sus editores no tenían muy claro el público al que podían dirigirse ni tampoco cómo alcanzarlo. Puesto que su proyecto relata la emocionante historia de los grupos que, en la frontera con México, fueron precursores de la revolución mexicana y de la lucha por los derechos de los inmigrantes en los Estados Unidos, la preocupación es comprensible, pues ella—como yo—sabe que habrá mucha gente interesada en leer y adquirir el libro una vez que sea publicado.
¿Y cómo sabemos que habrá mucha gente interesada? ¿Cómo sabemos que la demanda y el mercado editorial latino crece?
Además del caso de Luiselli, tenemos el ejemplo de Erika L. Sánchez, autora de I Am Not Your Perfect Mexican Daughter, quien compartió con gusto en febrero del año pasado que hasta ese momento se habían vendido más de cien mil copias de su novela, una conmovedora novela YA que está disponible en inglés y en español. Pero, ¿quiénes son las más de cien mil personas y cómo encontrarlas para poder ofrecerles otras obras que seguramente les interesarán?
Desde el punto de vista del sector editorial, mi diagnóstico es entonces el siguiente: la demanda de libros latinos en inglés y en español está creciendo en Estados Unidos; para corresponder, la oferta por parte de las editoriales, tanto locales como del otro lado de la frontera, también está creciendo. El problema es que la gente encargada de conectar los dos extremos de la ecuación, y poner en las manos de los lectores los títulos que están deseando, no cuentan con la información necesaria para hacer su trabajo.
Del otro lado, es decir, desde la demanda, el panorama es similar. He conocido educadores (maestros de escuelas, académicos expertos asesorando distritos escolares, bibliotecarios escolares) y padres de familia interesados en incluir títulos latinos en las listas de lecturas escolares o familiares. Buscan tanto ficción como no ficción, con fines educativos o para preservar su heritage y su lengua de origen. Pero en muchas ocasiones sucede que no saben qué libros existen, cómo elegir entre lo que hay o dónde conseguirlos. En otras palabras, hay personas dispuestas a comprar en estados tan distintos como Texas, Wisconsin y Washington, que no saben muy bien qué hacer con sus presupuestos.
“Hay una infraestructura que está faltando en el mercado de libros en español”, afirma Kelsey Wayne, gerente de ventas en IPG. “Está tomando un poco de tiempo, pero hay mucha gente en la industria que reconoce la necesidad de contar con más títulos en español, aunque probablemente tienen miedo porque no comprenden del todo cómo entrar al segmento, cómo absorberlo correctamente”.
Hay entonces un vacío, que se caracteriza por una falta de atención por parte de los medios de comunicación, pocos espacios para la publicidad y escasos canales para construir estrategias de mercadotecnia efectivas… todo lo que en el mercado anglo sirve para que el ecosistema funcione. Faltan reviewers e influencers en los que pueda descansar la promoción sin costo; también falta abrir más espacios para organizar eventos, como ferias, festivales, y book talks; incluso hacen falta más booksellers con conocimiento de los catálogos, autores, sellos, y de lo que se publica más allá de las fronteras—en América Latina y España.
Lo que es cierto, es que se está construyendo un entorno interesante en el campo de la distribución, lo que ayuda a ir llenando la brecha existente. Pequeñas y grandes compañías, justo como IPG donde trabaja Wayne, han ido surgiendo y expandiéndose en distintos puntos del país. Su misión es complicada: además de facilitar el acceso a los libros y poner en contacto editoriales con lectores, han tenido que difundir información, desde la más básica hasta la más especializada, orientando tanto a posibles compradores como a quienes publican y desean vender sus libros en los Estados Unidos.
Last but not least, resalta el papel que están realizando los bibliotecarios en todo este proceso. En octubre del año pasado me tocó ver apenas un ejemplo mínimo de esa labor en la conferencia regional del International Board on Books for Young People (IBBY) en Austin, Texas. Bibliotecarios de regiones distantes están verdaderamente dispuestos a ampliar sus fondos con una variedad de libros en español para atender a las comunidades a las que sirven.
Quiero subrayar en particular la labor de REFORMA, pues me parece que el trabajo que realiza es gigante en aras de la circulación de textos en español en el país. Ha sido increíble ver las ferias y eventos que llevan a cabo para promover catálogos y libros entre los compradores de bibliotecas públicas. Este mismo Newsletter, que apenas tengo el agrado de conocer, me parece crucial para la difusión de información y recomendaciones de libros. Más todavía, resulta de gran valor la labor de community outreach, con eventos, lecturas y actividades para niños y niñas (como el reciente Los Angeles Libros Festival).
El trabajo de nuestra organización es clave para vincular a las comunidades y acercarles los libros que desean / Los Angeles Libros Festival 2019
Reconozco el trabajo de REFORMA en la activación del mundo de los libros en español, y es por eso que me acerqué a su capítulo en Los Ángeles, del que ahora soy miembro entusiasta. Si la tendencia continúa, el mercado de libros latinos seguirá creciendo, y la demanda de títulos en español también. Hay un vacío, pero estamos empezando a llenarlo.